jueves, 16 de agosto de 2007

tarántula 1

Naufragio en Altanoche

Omar Pimienta



Giligan siempre fue salvavidas

capacidad de retención: vhs programable
pupila y memoria canal 6 de San Diego
inglés con barreras inútil lámina mohosa
un cuarto propio televisión a colores diluidos
cansado de esperar en una isla húmeda

inicios de los 90 simulacro de ahogo
novia y un paquete de condones marchitos
inútiles salvavidas con instrucciones
la pubertad era una máquina del tiempo al fondo del océano

El naufragio para mí siempre será:
la desesperanza de aquellos días
los primeros auxilios

Ginger en technicolor
Mary Ann en blanco y negro


Insomnio

Pago todos esos días de pañales
despertar para comer
volver al sueño en aquellos brazos tibios


Las burguesas tardes con siesta sol calentándome
el viento a la ventana las ganas perdidas
los remiendos del tedio

Pago todas aquellas noches en que me quedé dormido a tu costado
sobre tu vientre sin esperarte


en esta vigilia de cobijas abrasivas
caminatas tartamudeos de ojos
pago todos los velorios de los que me fui temprano


Ella tiene perforada la lengua

Se nota cuando dice:
el amor es un espejo rescatado de la casa en llamas
instalado por error en el cielo de un motel manchado

Ella tiene en su oreja izquierda 7 aritos
al pasar los dedos se siente el espiral de cuaderno de primaria
al pasar la lengua: filtros para secretos

Ella tiene perforado el pezón

se nota cuando se le ciñe la blusa
dice que su hijo tendrá una boca diferente
muchas palabras redondas y una fijación por morder los aros de llaveros

Ella tiene perforado el clítoris
me lo hace saber con dos cervezas sobre una mesa que nos separa
noche larga tabla hinchada asidero de náufrago

Me dice que yo nunca lo sentiré
(no sé si se refiere al clítoris o al piercing y por alguna extraña razón no pierdo la esperanza)

Y contesto:
Yo no tengo perforado nada, ni tatuajes, ni me meto nada y me acuesto temprano con muchas preocupaciones

Ella tiene perforado su lóbulo derecho: una perlita

dice tenerla desde los 11 años
se la regaló la tía (que en paz descanse) cuando la llevó al centro
le compró también un vestido amarillo y zapatillas de charol blanco

Y me dice: pinche poeta, entonces tú por mi perlita te mueres
Y yo digo que sí, pero que por sentir el piercing de su clítoris, escribo



Enterrar los restos de mis pequeñas muertes
profundidad adecuada
los cubro con sábanas más cuerpos

Encuentro huesos camino al baño
los piso confundo con zapatos
bajo la cama entre la ropa sobre el buró

al respirar se desentierran
ojeras de luto tos
recuerdos de cuando vivos

Los años hacen guardar respeto
cementerio de esta cama
flores estampadas en las sábanas

en noches de naufragio palpo los restos
digo: discúlpame hoy ando raro
creo que me ahogo con mi saliva

me duelen los huesos


Uno coge se enamora y mata
muere como puede
de rodillas o sentado al filo de la cama
esperando un vaso de agua las pastillas
una mano en el hombro
la pregunta: qué te pasa

Antes la vida no era para tanto
pasado próspero duradero

Futuro: fosa común por reubicarse


Ahora en naufragios nocturnos
me tallo la memoria luego los ojos
camina al baño con precaución
reflujo y acidez:
pequeñas muertes enterradas en el pecho


Reproches nocturnos

I

Alguna vez me dijiste que era mal amante o que no sabía coger o que lo hacía con desapego que era un egoísta o algo por el estilo, no lo recuerdo bien, seguramente tenías razón porque lo recuerdo entre sueños.

II

Alguna vez me dijiste que si me rasuraba el vello púbico mi pene se miraría más grande.

No es verdad, se ve más solito.


Mis posibles muertes por ahogo

en el océano pacífico
todos miraban el horizonte
yo lo sentía

durante una congestión alcohólica
recuerdo las estrellas que giraban
reflejadas en un charco

con mi propia saliva
una noche de fiebre
durante mi infancia enfermiza

en un colchón revuelto
por un clítoris aferrado a tierra firme

con mi propia lengua
en un ataque poepiléptico

en el diario vaso de agua
del porqué sigo respirando


Omar Pimienta (Tijuana, 1978).
Licenciado en Estudios Latinoamericanos. Actualmente cursa la Maestría en Artes Visuales en la Universidad de California en San Diego. Cuenta con dos libros de poesía: Primera Persona: Ella (Ediciones de la Esquina /Anortecer. 2004), y La Libertad: ciudad de paso (Colección Editorial del Cecut. 2006).
Es (y siempre será) herrero de oficio, artista visual y jugador de basquetbol en decadencia. Tanto su obra literaria y su trabajo como artista visual, además de observaciones cotidianas, se pueden encontrar desde el 2002 hasta la fecha en http://omarpimienta.blogspot.com/.

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